
El lado oscuro de Carl Sagan, es que participó en un proyecto llamado Majestic Jehová 12, en el que el objetivo principal era desacreditar la existencia de otras civilizaciones.
Para quienes crecimos viendo la fascinante serie de Carl Sagan, «Cosmos», del popular astrónomo y divulgador estadounidense, debemos tanto a este hombre, que hay que recordar su figura y su pasión por las estrellas recurrentemente, porque fue él quien sembró la semilla de nuestra curiosidad sobre el Universo, nuestra reflexión sobre lo que somos y nos hizo soñar con inmensas expectativas para el ser humano. Ahí aparecía él, capítulo tras capítulo, enfundado en su vestimenta de pantalones de pana y chaqueta, una y otra vez, no importandole más que el deseo de hacernos partícipe de todos sus conocimientos, que le reportaban a él un inmenso entusiasmo. Fue él quien nos introdujo en ese mundo ignoto de los agujeros negros, de las supernovas, de los quásares y sistemas galácticos, abriéndonos a una mirada nueva sobre el papel que el ser humano desempeña en el Universo. Gracias a esa divulgación, que con tanta pasión compartía con los teleespectadores, pudimos abrir nuestra mente a una experiencia nunca sentida, de ver más allá de la realidad que nos rodea y sentir todo nuestro potencial como seres que poseen conciencia y que participan de la grandiosidad de este vasto Universo lleno de misterios que poco a poco van siendo desvelados.
Repetídas veces, volvemos la mirada hacia ese Universo, del cual formamos parte y somos materia del mismo y con ese acto de mirar hacia arriba, nuestra conciencia empieza a expandirse, uniéndose a ese baile de luces y estancias jamás imaginadas.
Todo allá arriba, muestra nuestra insignificancia en esta gran fiesta de la existencia, pero curiosamente, también nuestra excepcionalidad. Allá arriba está el desafío que siempre nos obliga a preguntarnos, quienes somos, de donde venímos, cual es nuestro propósito. Carl Sagan consiguió relativizar todo lo de aquí abajo, para plantearnos la verdadera cuestión que el ser humano debe plantearse; su propio viaje interior, la búsqueda de su esencia o última naturaleza. Todo está conectado y es cierto que cualquier acción humana, por insignificante que sea, ejerce una influencia en el estado general del sistema. Al final de este viaje de la aventura humana, queda el restablecimiento de la conexión perdida con el Todo. Llamémosle como le queramos llamar. Carl Sagan nos dejó en 1996, pero su legado sigue aún hoy inspirándonos para emocionarnos cada vez que oteamos el cielo nocturno desde nuestros recónditos y pequeños puntos de energía de conciencia.
Dear José,