De Jerarquías y Totalitarismos.

De Jerarquías y Totalitarismos.

Las jerarquías han dominado el mundo desde que tomamos conciencia de “civilización”. Pareciera que no hemos conocido otra forma de relacionarnos. Desde los reyes persas, hasta el antiguo Egipto de los faraones, pasando por la Edad Media, con los reyes cristianos, sin olvidar al poder de la Iglesia, haciendo su trabajo inquisitorial y de lavado de cerebro.

Jerarquía que hoy en día persiste, incluso cuando ya hemos reconocido en las Constituciones, la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley; eso sí, haciendo uso del absurdo, sólo se libra el Rey de estar sujeto a las leyes. Se le concede inmunidad, como si de una figura de porcelana se tratara. ¿Qué clase de sangre corre por sus venas, que está fuera de la Ley?. ¿No es humano, tal vez?.

La jerarquía se impuso por la fuerza de las armas, de la violencia, del miedo y la opresión, de la ignorancia y la muerte y se ha perpetuado hasta nuestros días. Se ha integrado en nuestra percepción como algo natural, herencia del pasado, pero no lo es. Sigue siendo una anomalía, que no por ignorarla, o no prestarle la debida atención, permanece más oculta. Es más, de forma continua, hace aspavientos para reafirmar su poder. Necesita hacerlo para poder sobrevivir. Practican la tortura, el asesinato, el desplazamiento de pueblos enteros, la destrucción de su historia, las detenciones sin cargos, el encarcelamiento sin juicios y garantías legales, las ejecuciones públicas, el terrorismo de estado.

Casi todos los filósofos y políticos antiguos han establecido por dogma o principio que los hombres nacen desiguales, y que la Naturaleza ha criado los unos para ser libres y los otros para ser esclavos. Estas son las expresiones positivas de Aristóteles en su «Política» y de Platón en su «República». El derecho del más fuerte ha sido el derecho de gentes de todos los pueblos antiguos, de los galos, romanos, atenienses, etc…y de esta doctrina feroz, han dimanado los grandes desórdenes políticos y las crueldades de las naciones.

Conde Volney. «Las Ruínas de Palmira».

Esta jerarquía fue la que creó la conciencia de clases, que hoy en día perdura. La educación, se ha encargado de instalar la programación mental necesaria para que esto sea posible, hasta en una época en que la lucidez humana, debería de haber llegado a derrotar a estos parásitos. Son los usurpadores, los roba futuros, los que instrumentalizan lo mejor del ser humano, para sus propios fines, a través del poder que atesoran. Se valen de artimañas de férreo control, que han sido establecidas desde que se crearon los estados nacionales.

La realidad existe en la mente humana y en ningún otro sitio. La realidad no es externa.

Nada ha cambiado sustancialmente desde entonces. La clase que sustenta toda la maquinaria, sigue procediendo de igual manera, ocupándose de trabajar y mantener a una familia desde la cuna a la tumba. Es algo que parece serles consustancial a la propia vida. Es como un ciclo natural, bien orquestado, en el que van pasando generaciones y generaciones. Se les intenta proporcionar todo lo necesario, para que su horizonte mental no vaya más allá y no empiece a cuestionarse en que se fundamenta todo. Algunos/as dicen, sentido práctico. Otros lo llaman libertad, porque no han conocido otra experiencia que la esclavitud.

Lo importante para la jerarquía, es mantenerlos ocupados con mil estratagemas, en las que la supervivencia, juega un papel central, porque permíte mantener la mente ocupada en la intrascendencia. Se debe de contar con que ellos tendrán inquietudes políticas o de mejoramiento de la sociedad. Para ello, se inventarán diferentes ideologías con las que canalizar esas inquietudes. También otras estructuras que los hagan identificarse socialmente con un proyecto común, que permita encerrarlos en unas ideas perfectamente delimitadas. Inventemos la Patria, la religión, la cultura, la ciencia, para atarlos a las ideas que deseamos. Creemos un estado fuerte, del que se sientan dependientes para todo. Incluso para sentir seguridad. Da igual si, a través de la defensa civil (usando el terrorismo o las guerras perpetuas), podemos crear la percepción de la seguridad.

La verdadera tragedia de los pueblos no consiste en el grito de un gobierno autoritario, sino en el silencio de la gente.

Martin Luther King.

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August Landmesser, casado con una judia, se negó a realizar el saludo nazi, frente a miles de personas. Hamburgo 1936.

La jerarquía trabaja incansablemente, usando sus propios métodos, como por ejemplo la perversión en el lenguaje, inventando nuevas palabras que les permitan omitir las certeras palabras para un hecho que los descubre. Hay que dar libertad plena de expresión a todos los ciudadanos. Es la mejor manera de que liberen las tensiones: expresarlas. Esto no supone ningún desafío para el poder, ya que ni siquiera son tenidas en cuenta. Son como exabruptos para quienes deben despacharlas. Molestan, pero no llegan más allá. Con la perversión del lenguaje, se intenta distorsionar la realidad, pero incluso, el objetivo es mucho más oscuro: romper con el significado real de las palabras y promover la confusión mental, para eliminar el juicio propio si lo hubiera.

La globalización permitirá consolidar este gran estado totalitario que se pretende instaurar. El pensamiento único, se está extendiendo a través de los medios de comunicación, el arma más poderosa de hipnosis colectiva.

La servidumbre del ser humano, debe ser mantenida a cualquier precio. El uso que se haga de ciertas técnicas, puede suponer un serio peligro, pues un uso inadecuado y deliberado de obstáculos, del todo evidentes para que la Humanidad siga anclada en una percepción concreta de la realidad que está viviendo y no haga progresos significativos, podría hacerla despertar. Este es el mayor peligro que afronta hoy en día la Élite.

No olvidemos que el poder de esta Élite se fundamenta en la desigualdad. Si la distribución de la riqueza fuera igual para todos, tendríamos mucho más interés por lo que sucede de puertas a fuera. Empezaríamos a interesarnos por el bienestar de los demás, por el medioambiente, por la vida política, por la justicia social y los derechos humanos, por condiciones de vida mejores para todos. Y llegaríamos a la conclusión, de que el “papá estado”, con toda su parafernalia de vetustas instituciones, nos sobraría. Habríamos fundamentado nuestra sociedad en nuevos valores, alejados de la competitividad y la diferencia artificial de clases. Porque un ser humano, no deja de tener menos valor en función de su riqueza material. Y esto, lamentablemente hay que recordarlo en nuestros días. La Élite sólo puede perdurar en la ignorancia y en la pobreza de a quienes dominan.

Así lo advertía ya en 1943 Abraham Maslow, quien ideó la que se llama “Pirámide de Maslow”, en la que manifiesta, que mientras más bienestar tiene el individuo, más conciencia posee de la propia realidad, lejos de estar dedicando todas sus energías a proveerse de recursos para su supervivencia.

Piramide-de-Maslow

LA PIRAMIDE DE MASLOW

No parece sensato, que tras millones de muertos en las dos guerras mundiales, aún no se hayan aprendido importantes lecciones de cara al futuro. La pervivencia de las guerras, nos tiene que hacer pensar, de que hay un poder oculto que está obstaculizando nuestra propia evolución. Provoca una enorme disonancia con el pensamiento general de todos los seres humanos, que deseamos convivir de manera civilizada y constructiva, no destructivamente. Esta corriente de pensamiento destructivo y belicoso que rige en muchos gobiernos, está robando literalmente recursos necesarios y legítimos a los ciudadanos para cubrir necesidades mucho más primarias y esenciales. Se muestra claramente como una táctica más de la perpetuación de esta jerarquía y de este “status quo”.

Nuestro viaje a Ítaca, debe de comenzar. Como Ulises, en “Odisea”:

“Rema fuerte conmigo, valiente compañero. El viento que azota nuestro rostro, es el mismo que impulsa nuestras velas hacia Ítaca. La lluvia que se clava en nuestro cuerpo, cual dardos afilados, es la misma que gozábamos en las cálidas arenas de las playas. Rema fuerte, si flaquean las fuerzas que en nuestra juventud movían los cielos y la tierra, serán nuestros heroicos corazones, quienes nos lleven hasta Ítaca la grande”

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