El Alquimísta.

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El Sr. Alfredo, en su «sala alquímica» en plena creación de su fabuloso arroz.

En el silencio de una estancia casi sagrada, sobre la base de una tradición que se hace cultura con mayúsculas, un gran equipo murciano de amantes de la cocina, ha llegado a las más altas cumbres de la excelencia de nuestra gastronomía nacional, con su especialidad en el arroz al caldero.

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Lo sé, lo sé, quizás estéis experimentando una impertinente sensación de hambre! al intentar imaginaros el sabor que pudiera tener este plato, pero la intensidad de este arroz, no puede ser imaginada, más que paladeándolo de manera personal e intransferible.

No hay secretos, sóló la pasión, el esfuerzo, el conocimiento, la constancia, la sencillez de saber hacer las cosas, sabiéndo sacarle a cada ingrediente lo mejor de su propia naturaleza, en un perfecto equilibrio con otras materias primas. Eso y la imprescindible calidad de dichas materias primas.

Son diferentes los factores que se conjugan a la vez, para crear un mundo de sabores excepcionales, que convierten la experiencia de comer, en algo extraordinario. Si en Francia presumen del saber vivir, ésta expresión se eleva al rango superior de «alegría de vivir» para aquellos que saben distinguir y degustar el hallázgo de un plato que sabe a cultura, cultura y cultura.

Así es el arroz que el restaurante «El Caldero», con ya más de 40 años de singladura, prepara con maestros poseedores de los mejores valores que podamos encontrar: humildad y entrega: «No siempre sale como uno espera, unas veces, no logras dar el punto que deseas y otras, sale mejor de lo esperado».

Es esta gastronomía, basada en la experimentación y mejora constante, dentro de un estilo personal propio y el traslado de los ingredientes locales al plato, lo que ha permitido encumbrar a la cocina española a nivel internacional, como una de las mejores del mundo. No en vano, es un poderoso imán, que atrae por este motivo a muchos visitantes extranjeros a nuestro país.

Quiero con este post, rendír homenaje a personas tan valiosas como Alfredo, Sergio y todo su equipo, que nos inspiran para dar siempre lo mejor de nosotros mismos en todo lo que hagamos en la vida. ¡Qué buena gente queda aún por el mundo!, y… ¡qué poco ruído hacen!. ¡Necesitamos que hagáis más ruído!, aunque sea entre fogones!.