La caza indiscriminada de elefantes en todo el mundo por parte de los furtivos para obtener su marfíl, está poniéndo al borde de la extinción a este plantigrado. El Convenio Cites, Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, que regula el tráfico de especies naturales en el mundo, prohibió el comercio internacional de marfín en 1989, pero dicho acuerdo queda en papel mojado mostrándonos toda su inoperancia, viendo delante de nuestras narices como éste animal tan espectacular reduce su número de individuos a una cifra de no retorno para garantizar una nueva generación de individuos, además de una necesaria rica consanguinidad genética.
La demanda de marfíl en Asia se ha incrementado con la nueva aparición y fuerte demanda de la clase media en China y los alijos de marfíl ilegal son sólo la punta del iceberg de lo que está entrando de manera ilegal en los países asiaticos de destino. Estos alijos se han incrementado cada vez más, mostrándonos que existe una infraestructura bien planificada de contrabando, que hace que los envíos tengan mucha probabilidad de llegar a su destino y esos envíos llegan desde muchos puntos de la geografía africana, en una cadena humana bastante extensa de sobornos. Es difícil para una persona con 0 recursos económicos, resistirse a unos ingresos fundamentales para su supervivencia. Por eso, las medidas para evitar el furtivísmo, tienen que ir más allá de las detenciones y encarcelaciones de culpables. Los furtivos campan a sus anchas sin que se tomen medidas ejemplarizantes en los países más afectados. En el año 2012 se produjo una matanza sin precedentes. Un centenar de hombres a caballo, entraron desde la República de el Chad, hacia el Parque Nacional Bouba Ndjidah de Camerún y mataron a unos 300 elefantes con fusiles AK-47 y lanzagranadas.
La prohibición mundial de tráfico de marfín en 1989, sigue mostrándose ineficaz por la falta de medios que existe para que ese convenio internacional sea eficaz. Una solución, que no frenaría su caza de raíz pero si sería un método disuasorio eficaz, sería crear un cuerpo internacional de élite, dotado con las más avanzadas tecnologías y medios militares, que acabe de raíz con la caza furtiva en cualquier rincón del mundo. El marfín, tiene como destino, China, Taiwan, Thailandia, Malaysia y Filipinas entre otros y mueve una industria de artesanía y de pócimas medicinales de miles de millones de dólares. Lejos de reducirse, el comercio ilegal de marfíl se ha incrementado, como lo atestiguan las incautaciones de marfín ilegal en Filipinas y Taiwan. Desde tiempos lejanos siempre existió el comercio de marfíl y esa cultura del marfíl está muy arraigada en muchos países, formando ya parte de su propia identidad cultural. Pero si no se evita seguir por el mismo camino, el marfíl tiene los dias contados y la caza furtiva de elefantes acabará por si sola, trasladándo su especulación hacia el interés en un nuevo animal víctima. Hay que acabar con esta lacra sin contemplaciones, si queremos defender a estos animales indefensos de la rapiña humana. El camino pasa por el firme compromiso de los gobiernos de los destinos a donde llega el marfíl ilegal, de frenar su entrada en el país y promover una nueva actividad económica que sustituya a la actividad de los pequeños talleres artesanos de marfíl. Esto se puede hacer. Sólo hace falta voluntad y responsabilidad políticas.
Debemos seguir luchando desde el lugar que nos corresponda, para albergar siempre una firme determinación, basada en la convicción de que nuestras aspiraciones son justas y no mera demagogia o una banal controversia de diferentes opiniones sobre un asunto. La posibilidad de la extinción del elefante africano es real. Recientemente el gobierno de Thailandia se ha sumado a la prohibición de entrada en el país de marfíl. Es una rayo de esperanza, pero todo está por ver… Ante este sucio río que baja con tanta fuerza, uno siente la impotencia y frustración de no poder cambiar una mentalidad muy arraigada, que es valerse de lo que la naturaleza nos ofrézca, para sobrevivir a cualquier precio. Todo vale. La conexión del ser humano con la naturaleza, se ha roto desde hace mucho tiempo atrás y con ello la conexión con el propio ser. No hay nada más peligroso y amenazante para la vida, que un ser sin control sobre sus acciones.

LA MASACRE EN CIFRAS:
Al menos 25.000 elefantes abatidos por furtivos en 2011, según una fuente discreccional de CITES.
31,5 toneladas de marfíl ilegal incautado, según datos de la Interpol, representando el 10% del contrabando total. Traducido = 31.500 elefantes muertos en 2012.
Botsuana ha anunciado la prohibición de cazar elefantes y otras especies con fines comerciales a partir del año 2014, a raíz de la constatación de la drástica disminución de poblaciones de elefantes en su territorio.
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