EL FACTOR HUMANO

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El calendario con dos 28s nos recuerda que el ser humano no es infalible en sus realizaciones y planteamientos.

Inmersos en la era tecnológica, no deja de sorprenderme como cada vez se hacen más distanciables la comunicación y la conexión en las relaciones humanas.

Hay muchos ejemplos de ello y en particular, en el mundo laboral se da con mucha frecuencia. Una gran mayoría de puestos de trabajo ofertados, priman más los títulos académicos que pueda poseer una persona, que sus propias habilidades y su actitud de superación y aprendizaje. Muchas ofertas, requieren algo más que titulaciones y rayan lo absurdo, porque pretenden que una persona pongamos de 26 años, posea dos licenciaturas, experiencia de años en un determinado puesto, sepa cuatro idiomas, tenga dos masters y ya de paso experiencia laboral internacional. Determinadas profesiones, no dudamos que requieren una gran preparación, pero en una gran mayoría, lo único que hacen es poner obstáculos gratuítos a las personas que quieren integrarse en el mercado laboral. Si a ello se le suma lo que ofrecen como retribución económica, el insulto a la inteligencia es completo. Se desaprovecha el talento y fuerza laboral de muchos, por una concepción errónea de la capacidad, basada en títulos académicos. Esta concepción es, digo, en parte errónea, porque la formación universitaria no está adaptada a las necesidades y demandas concretas de las empresas. Pero es que, además, la formación no puede circunscribirse a una determinada etapa de nuestra vida, sino que tiene que ser una constante estratégica de empleabilidad a lo largo de toda nuestra vida.

El componente humano siempre va a estar presente en nuestro mundo, por mucho que se primen los resultados, los objetivos a conseguir, la búsqueda de perfección en las organizaciones. Y es un elemento que olvidamos muy a menudo. Perdemos lo más esencial que los seres humanos tenemos, que es nuestra aportación personal para mejorar el mundo en el que vivimos.

Aquél calendario de National Geographic, de 2013, en su mes correspondiente a Mayo, en el dia que se suponía debía de ser el 29, marcaba el 28. Dos veintiochos! en un mes!. El hallázgo me hizo pensar en la importancia capital del factor humano en todo lo que nos rodea.

A pesar de las máquinas, a pesar de que todo esté automatizado, el lado humano siempre es el protagonísta de todo. Paradójicamene, en nuestro mundo actual, se le quiere quitar valor, dando mayor peso a otros valores como la competitividad, el cultivo al dinero (la nueva o vieja religión), y la posición social, que venimos arrastrando desde el pasado. No hay una lección más clara en este sentido, que la que nos da la muerte, que nos coloca a todos en el mismo lugar. Estas viejas estructuras están siendo cada vez más cuestionadas, hasta el punto de ponerse en evidencia su obsolescencia. No nos sirven para los cambios drásticos que se están produciendo a nivel global.

El componente humano queda reflejado muy bien en el artesano que modela una forma amorfa de barro y consigue transformarla en un reflejo de armonía interior. O en un caso extremo, en la trágica explosión acaecida en el transbordador espacial Challenger en 1986.

Hay que tener humildad para comprender la vulnerabilidad del ser humano. Una vez que se es consciente de ello, aparecen otras formas de entender el progreso, basadas en el espíritu colaborativo, en vez de una carrera de fondo y sin final en la competencia. La visión del bien común, por encima de los intereses de un grupo. El trabajo en equipo, que posibilita la mayoría de los logros de las proezas del ser humano. Y la libre expresión del componente emocional que siempre se intenta delimitar y controlar y que tantas frustraciones produce en el ser humano. Hasta que no se comprenda esto, no podremos avanzar hacia un nuevo horizonte, en el que verdaderamente nos preocupen los problemas de los demás y sus necesidades, no mirándolas como una fuente de negocio, sino como una oportunidad de dar lo mejor que un individuo, empresa o país tiene para su realización y éxito. Este es el salto de gigante que hay que dar y que disparará la evolución de la Humanidad a un grado superior de bienestar nunca vistos.

Como decía Antonio Machado «unas pocas palabras verdaderas», que introducen en la idea de la importancia decisiva del factor humano, en todo lo que hacemos y que siempre hay que tener en cuenta a considerar, antes que a cualquier otro elemento, para no perder la perspectiva real de las cosas.