Hoy quisiera llamar vuestra atención sobre los pequeños oasis de creación que se producen en los jardines que muchos de nosotros tenemos la suerte de disfrutar.
Así, en este año que nos ocupa, los protagonistas han sido una mantis religiosa, apenas identificada por su gran capacidad para mimetizarse con el entorno, una araña de las medianas y un sapo, que ya entrado en años, sigue impertérrito ocupando su nicho en la cadena alimentaria. Sobre el aspecto del sapo, aunque a primera vista pudiera parecer un bicho repugnante, nada más lejos de eso. Dejando a un lado nuestra subjetividad, que tantas deformaciones aporta a la realidad tal y como la percibimos, tanto el sapo como otros animales como la mantis religiosa, acaparan una gran fascinación en la impresionante diversidad con la que la naturaleza nos obsequia.
Otros años, la visita de algún camaleón, hacía presagiar que el futuro para este reptil era halagüeño, pero desde la masiva construcción de apartamentos en el sur de la provincia de Málaga, por el boom inmobiliario que terminó hace 7 años, las cosas han cambiado mucho para este inconfundible animal. Una gran mayoría de laderas en las que habitaba, han sido edificadas y el paisaje se ha transformado radicalmente, con la destrucción de sus hábitats.
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España, es el único país europeo en donde aún se pueden encontrar hábitats de camaleones, localizados en el sur del país.
El mal ya está hecho, pero la naturaleza es fuerte y si se la da una oportunidad, podemos albergar una prudente esperanza de que tire para adelante. No obstante, quería comprobar si se podría hallar alguno, señal que sería positiva. Así que me dispuse a hacer una batida por la zona de cañas de azúcar que existen en las playas. Estas cañas fueron introducidas por los árabes en la península y de aquí, se extendieron al Caribe. El boca a boca, (mi sobrina María hizo de emisaria), de que en esos lugares se podían hallar ejemplares de camaleones, seleccionó el lugar para buscarlos. Y para nuestra sorpresa, no habían pasado más de dos minutos, cuando el ojo avizor de mi sobrina, localizó uno. Tras las pertinentes poses de rigor, lo depositamos donde lo encontramos. Para mi otro sobrino Pablo, de nueve años que nos acompañaba y que no había visto uno nunca en su vida, era fantástico ver la cara de asombro que reflejaba.
Por eso es tan importante crear pequeños reductos de rebosante vida vegetal, sin olvidarnos del componente fundamental: el agua, sin el cual, la vida sería más difícil. Toda una cadena alimentaria surge de la vegetación. Los insectos ocupan el nicho fundamental, del que van surgiendo los demás animales. Era muy llamativo observar al atardecer, como los vencejos sobrevolaban el pequeño reducto del jardín, alimentándose de todo lo que volase en ese instante. Ya caída la noche, las salamanquesas empezaban su turno de caza y eso sí, si algún gato no se la zampaba como cena!.
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El sapo. Quizás un dia nos dé una sorpresa trayéndonos descendencia.
Cada año, es toda una aventura volver a reencontrarse con el jardín y explorarlo. Puedes ver cómo la vida va renovándose con nuevas camadas de gatos, que cazarán ratones. No hace falta irse en busca de paraísos lejanos. Cada persona puede crear su propio paraíso con las pequeñas cosas cotidianas que nos rodean.