Francia actúa.

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El presidente francés, François Hollande, recibió en el mes de junio el premio Félix Houphouët-Boigny de fomento de la paz de la UNESCO por su decisión de intervenir militarmente en Mali el pasado enero.

La noticia de la intervención francesa en Malí, no pasó desapercibida en Horizontes Perdidos, dedicándole este Post a dicha decisión, que muestra un liderázgo tan difícil de asumir por otros países con similares responsabilidades en conflictos como el de la República Democrática del Congo o en la defensa de los derechos de pueblos como el del Sahara Occidental, en clara alusión a España.

La intervención de Francia en Malí ante el terrorísmo islamísta era de obligada responsabilidad por ser ex-colonia francesa, pero no sólo eso, sino que la no intervención ponía en juego no sólo los intereses económicos, sino la propia seguridad europea y mientras en la ONU se discutía si intervenir o no, con la lentitud tan característica de esta organización; Francia dió un paso adelante en un ejercicio de liderázgo y compromiso con el pueblo de Malí.

No ocurre sin embargo lo mismo con Bélgica en la República Democrática del Congo (ex-colonia), un avispero de guerrillas que se mueven con total impunidad, asesinando a civiles indefensos en un superpoblado territorio olvidado por este mundo que dice llamarse civilizado.

Tampoco se observa un compromiso claro, a pesar de las tímidas señales dadas, de la responsabilidad de España en el Sahara, con su vinculación con el pueblo Saharaui.

El juego de la diplomacia, se gestiona mediante equilibrios y no determinaciones contundentes, pero existen muchos casos en los que actuar, marca la diferencia entre la tragedia o la esperánza en el futuro, entre la responsabilidad o la irresponsabilidad.

Si hablamos del proyecto más ambicioso que exista en el mundo, incluso por delante de la construcción de la fantástica ciudad de Dubai, el proyecto de construcción europeo, puede considerarse el primero.

En un conglomerado de 27 naciones con diferentes culturas, economías y lenguas; el hecho de avanzar en esa unión política, va a colocar siempre a esta región del mundo en una posición de influencia sin parangón hoy por hoy. No obstante, lo que más se necesita es, que las instituciones europeas tengan mecanísmos ágiles de decisión, no lastrados por los procedimientos de sus órganos de gestión y por la amplísima divergencia que se dá en la toma de decisiones de sus miembros.

Francia ha demostrado lo que se espera de Europa: que mueva ficha y actúe con más determinación en la resolución de los problemas en la escena internacional. España ha mostrado su colaboración, con una contribución de 50 formadores para las tropas malíes y un avión de transporte Hércules para el transporte de tropas, además de abrir su espacio aéreo al despliegue logístico de la aviación militar en tránsito hacia Malí.

Esperamos que pronto, la escena en la República Democrática del Congo, cambie con la intervención internacional, a riesgo de asistir impávidos a un infierno en la Tierra.

No podemos dejar de referirnos con especial énfasis, al extraordinario trabajo que nuestras fuerzas armadas están haciendo en el exterior. Unas fuerzas armadas, que han visto cómo contínuamente se ha ido reduciendo su presupuesto, hubiera crisis o no la hubiera y que muestran toda su lealtad, profesionalidad, sacrificio, abnegación y compromiso en las circunstancias más adversas y son el orgullo de los españoles.