El desarrollo de la Conciencia, es el asunto más trascendental que el ser humano tiene ante sí. Y ya no hay tiempo para postergarlo para más adelante, porque el tiempo se ha echado encima. !Es la hora!.
Nacido en Canadá en 1960, Gregory Colbert, de profesión cinematógrafo, ha desarrollado un proyecto único denominado «Ashes and Snow» (Cenizas y Nieve), en el que a lo largo y ancho del mundo exhibe una serie de fotografias, que ha ido reuniendo en sus numerosos viajes alrededor del mundo. Él lo ha definido como el «museo nómada» y en las ciudades en las que recala, es un privilegio para sus habitantes poder disfrutar de la misma.
Sensibilizado por la degradación medioambiental que la Tierra padece, en 1992 tomó la decisión de dejar su actividad profesional como cinematógrafo y dedicarse por entero a viajar por diferentes países.
El fruto de ese trabajo, reunido en un conjunto de fotografías y videos, nos muestra una realidad diferente a la que estamos acostumbrados a interpretar sobre el mundo que nos rodea, que sorprende por lo obvio que es, pero a la vez, lo olvidado que ha quedado dicha relación de armonía que en tiempos remotos existía con la Tierra que nos cobija.
En realidad, lo que fascina tremendamente de la obra de Gregory Colbert, es que ha conseguido como pocos revelar a través del silencio y la quietud de sus personajes y escenarios, la conciencia del ser y eso es tremendamente difícil de conseguir en un mundo donde el ruido es lo normal. Vivimos rodeados del mismo, no teniendo cabida ya el silencio. Sólo en la oscuridad de la noche, cuando el cuerpo nos pide descanso, logramos atisbar un poco de realidad, arrebatada rápidamente por el sueño que nos vence. Ese perpetuo ruido, se ha instalado en nuestras vidas como un invitado natural, con contumaz insolencia.
Y es a través de ese silencio, que el ser humano logra llegar a conocer todos los secretos del Universo y la Creación. Esa es, la invitación que Gregory Colbert nos hace. El viaje hacia el interior. El viaje siempre pospuesto por las ocupaciones que tanto nos distraen del verdadero trabajo por hacer. ¡Todo sigue pendiente de realizarse!. Hemos quedado atrapados en un sueño con un ruido atronador, que no nos deja escucharnos a nosotros mismos. Ese ruido, también proviene de nosotros mismos. No solo es externo… Creo que algún día, dejaremos todos nuestros bártulos, toda nuestra carga emocional y todo lo que fuimos en el ayer, para convertirnos en algo nuevo y grande, integrado como un granito de arena, en la inmensidad de una hermosa playa llamada conciencia universal.
Hemos olvidado honrar a la naturaleza, esa que desde siempre ha formado parte de nosotros mismos.
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