La Declaración de Independencia de 1776 de los Estados Unidos de América.

LA DECLARACIÓN DE INDEPENDENCIA AMERICANA DEL 4 DE JULIO DE 1776

No deja de ser más actual la Declaración de Independencia Americana del 4 de julio de 1776, a pesar del tiempo que ha transcurrido desde su redacción. Genuína y verdadera donde las haya, cobra rabiosa actualidad en esta época convulsa en la que vivimos en el que el referente de una Carta Magna, para algunos estados como España, se está poniendo en entredicho, por la perversión que de ella han realizado los sucesivos gobiernos, tras la adopción de la Constitución de 1978 por parte del pueblo español.

Estas lineas no serían tan llamativas, si dijera que, en el mismo país donde fue redactada esta declaración de enorme trascendencia y que rompe con un modelo de concepción establecido del mundo; la esencia y espíritu de la Constitución que se tradujo de esta Declaración, se ha ido vulnerando gradual y sistemáticamente, hasta colocar a Estados Unidos en nuestros dias, muy lejos del mandato y legado que los primeros presidentes de Estados Unidos guardaron celosamente. De manera relevante, me refiero a la independencia económica de la nación, que fue cedida en bandeja en 1913, con la creación de la Reserva Federal, dejando la emisión de moneda en manos privadas. Ya lo advertían proféticamente algunos de sus presidentes. Esta fecha marca un antes y un después en la Historia de los Estados Unidos. Una ruptura con los principios de su propia Constitución.

«Si el pueblo permite un dia que los bancos privados controlen su moneda, los bancos y las instituciones que florecerán en torno a los bancos, privarán a la gente de toda posesión, primero por medio de la inflación, enseguida por la recesión, hasta el dia que sus hijos se despertarán sin casa y sin techo, sobre la tierra que sus padres conquistaron».

Thomas Jefferson. 1802.

Al leer la Declaración de Independencia de 1776 de las 13 colonias que se establecieron en la costa este de lo que hoy es Estados Unidos, que George Washington, como primer presidente de la nación refrendó, no puedo más que sentirme yo también americano e identificado con los valores de libertad y justicia que en ella se expresan. Esta Declaración adquiere una dimensión intemporal, que perdura en el tiempo y que inspira a cualquier ser humano que aspire a cumplir sus sueños de felicidad en la Tierra. Con razón, lo llamarían el sueño americano, que lamentablemente en la actualidad, ha quedado relegado a una utopía. El declive americano, no es ciertamente un mito, sino que se basa en la decandencia moral de los sucesivos gobiernos americanos en ésta última centuria,  quienes han querido someter al resto de pueblos a sus intereses. Y esto se ha visto también reflejado en el mismo maltrato a sus propios ciudadanos.

«Lo esencial de la regla oligárquica no es la herencia de padre a hijo, sino la persistencia de una cierta manera de ver el mundo y de un cierto modo de vida».

George Orwell.

Parece que hemos vuelto a retomar ese idealismo, pero esta vez a un nivel enteramente global. El ruído de opresión, de injusticia, de dominación, persecución, corrupción y degeneración que por todos lados se manifiesta ahora, es la misma causa detonante, aún mucho más pronunciada, que la que promovió la independencia de las trece colonias. Por eso, esta Declaración recobra hoy toda su vigencia. Los fundadores de ella, se marcharon de Inglaterra y de diferentes puntos de Europa, en razón del escenario de decadencia, de atmósfera de opresion y de absolutismo que imperaba en Inglaterra y Europa, enzarzados en contínuas guerras, en pobreza y en fuertes dogmas. En la actualidad nos encontramos con un paralelismo evidente, con una Oligarquía que está dominando el escenario mundial a través de la imposición de políticas de endeudamiento masivo que permíten someter a los países soberanos a una dictadura financiera y a la pérdida de soberanía y la implantación de guerras permanentes junto a la visión de un pensamiento único. Muchos hombres y mujeres, han vuelto a despertar y a soñar con un proyecto de vida diferente, como en aquellos tiempos.

«Parecen darse todos los elementos para una nueva revolución, pero esta vez a nivel mundial, buscada por la élite, mediante la aprobación de medidas y leyes que coartan y anulan derechos fundamentales y el sometimiento de los ciudadanos a sus dictados.»

Recuperamos el protagonísmo de esta Declaración, porque su atenta lectura, nos afianza en valores que no son sólo propios de una determinada circunstancia de un grupo de individuos y de un determinado momento histórico, sino que trascienden su propio contexto por la importancia en la que se coloca la dignidad del ser humano, frente a las imposiciones, la opresión y el sometimiento de grupos de poder.

LA DECLARACIÓN DE INDEPENDENCIA AMERICANA DEL 4 DE JULIO DE 1776

Declaración de Independencia de constitución de los Estdos Unidos de América, de 1776

Manuscrito de la Declaración de Independencia de 1776.

Cuando en el curso de los acontecimientos humanos se hace necesario para un pueblo disolver los vínculos políticos que lo han ligado a otro y tomar entre las naciones de la tierra el puesto separado e igual a que las leyes de la naturaleza y el Dios de esa naturaleza le dan derecho, un justo respeto al juicio de la humanidad exige que declare las causas que lo impulsan a la separación.

Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se haga destructora de estos principios, el pueblo tiene el derecho a reformarla o abolirla e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios, y a organizar sus poderes en la forma que a su juicio ofrecerá las mayores probabilidades de alcanzar su seguridad y felicidad. La prudencia, claro está, aconsejará que no se cambie por motivos leves y transitorios gobiernos de antiguo establecidos; y, en efecto, toda la experiencia ha demostrado que la humanidad está más dispuesta a padecer, mientras los males sean tolerables, que a hacerse justicia aboliendo las formas a que está acostumbrada. Pero cuando una larga serie de abusos y usurpaciones, dirigida invariablemente al mismo objetivo, demuestra el designio de someter al pueblo a un despotismo absoluto, es su derecho, es su deber , derrocar ese gobierno y establecer nuevos resguardos para su futura seguridad. Tal ha sido el paciente sufrimiento de estas colonias; tal es ahora la necesidad que las obliga a reformar su anterior sistema de gobierno. La historia del actual Rey de la Gran Bretaña es una historia de repetidos agravios y usurpaciones, encaminados todos directamente hacia el establecimiento de una tiranía absoluta sobre estos estados. Para probar esto, sometemos los hechos al juicio de un mundo imparcial.

(Aquí los colonos exponen unos 25 agravios concretos de que acusan al monarca británico. Entre otras cosas… se ha negado a dar su asentimiento a las leyes necesarias para el bien público; [nos ha impuesto] «contribuciones sin nuestro consentimiento», etc.)

En cada etapa de estas opresiones, hemos pedido justicia en los términos más humildes: a nuestras repetidas peticiones se ha contestado solamente con repetidos agravios. Un Príncipe, cuyo carácter está así señalado con cada uno de los actos que pueden definir a un tirano, no es digno de ser el gobernante de un pueblo libre.

Tampoco hemos dejado de dirigirnos a nuestros hermanos británicos. Los hemos prevenido de tiempo en tiempo de las tentativas de su poder legislativo para englobarnos en una jurisdicción injustificable. Les hemos recordado las circunstancias de nuestra emigración y radicación aquí. Hemos apelado a su innato sentido de justicia y magnanimidad, y los hemos conjurado, por los vínculos de nuestro parentesco, a repudiar esas usurpaciones, las cuales interrumpirían inevitablemente nuestras relaciones y correspondencia. También ellos han sido sordos a la voz de la justicia y de la consanguinidad. Debemos, pues, convenir en la necesidad, que establece nuestra separación y considerarlos, como consideramos a las demás colectividades humanas: enemigos en la guerra, en la paz, amigos.

John Adams

«Hay dos formas de conquistar y esclavizar a una nación. Una es a través de la espada y otra es a través de la deuda». John Adams fue uno de los precursores de la independencia americana.

Por lo tanto, los Representantes de los Estados Unidos de América, convocados en Congreso General, apelando al Juez Supremo del mundo por la rectitud de nuestras intenciones, en nombre y por la autoridad del buen pueblo de estas Colonias, solemnemente hacemos público y declaramos: Que estas Colonias Unidas son, y deben serlo por derecho, Estados Libres e Independientes; que quedan libres de toda lealtad a la Corona Británica, y que toda vinculación política entre ellas y el Estado de la Gran Bretaña queda y debe quedar totalmente disuelta; y que, como Estados Libres o Independientes, tienen pleno poder para hacer la guerra, concertar la paz, concertar alianzas, establecer el comercio y efectuar los actos y providencias a que tienen derecho los Estados independientes.

Y en apoyo de esta Declaración, con absoluta confianza en la protección de la Divina Providencia, empeñamos nuestra vida, nuestra hacienda y nuestro sagrado honor.

El testimonio de esta Declaración, atestigua que ninguna noble aspiración, puede ser considerada como una utopía y que nada está perdido, si las convicciones son profundas.

LA CONTRIBUCIÓN DE ESPAÑA Y FRANCIA A LA INDEPENDENCIA DE ESTADOS UNIDOS

En 1779, la cooperación de estos dos países, podría haber sido decisiva para la independencia de Estados Unidos, al contrarrestar la ofensiva británica con sus armadas, para someter a las trece colonias. Así podría atestiguarse con el bloqueo de los puertos ingleses del Canal de la Mancha, que provocarían el desabastecimiento del ejército inglés destacado en América. No sólo el frente naval hispano francés estaba en La Mancha, sino que se trasladó a un segundo escenario: el Caribe; interceptando los navíos ingleses que intentaban luchar contra George Washington.

«La suerte de las trece colonias, nos es del máximo interés y haremos por ellas todo lo que las circunstancias nos permitan».

Conde de Floridablanca. 1777.

Lamentablemente para nuestro conocimiento histórico de la decisiva contribución de España a la independencia de Estados Unidos, éstos hechos se han silenciado, cuando no ignorados, en nuestras escuelas. Es vergonzoso, que sea la propia nación americana, la que tenga que poner en valor a personajes como Bernardo de Gálvez y que se sienta orgullosa si cabe más que la propia España, de la contribución de estos hombres a fraguar el nacimiento de la nación americana. España contribuyó con más de 10.000 soldados a la independencia de las trece colonias, junto con Francia, que aportaría unos 5.500 hombres en la conquista de Pensacola, expulsando a los británicos de la Florida.

¿DE DÓNDE VIENE LA CELEBRACIÓN DEL DIA DE ACCIÓN DE GRACIAS?

El dia de Acción de Gracias, fue creado a partir del pacto de amistad surgido por los primeros peregrinos instalados en Jamestown, Virginia y la tribu indígena, Pocomoke, asentada previamente a la llegada de estos peregrinos. La historia de la formación de cada una de las 13 colonias americanas, tiene un avatar diferente, fruto de varias oleadas de emigraciones europeas a la costa este.

LA HERENCIA DE LA HISTORIA SOBRE LA HISTORIA ACTUAL.

En el primer congreso continental de delegados de las 13 colonias, se concluyó que una acción militar por parte de Gran Bretaña sobre alguna de las 13 colonias, sería considerado como un ataque a las 13 colonias. Sin duda resultará familiar este pronunciamiento. Es uno de los pilares básicos de la Alianza Atlántica actual.

El primer billete de dólar.

Uno de los primeros billetes de dólar emitidos, basado en el valor del real de plata español.

EL ORIGEN DEL DÓLAR

En 1775 en plenas refriegas de la independencia de Gran Bretaña, se creó el billete de dólar, cuyo valor estuvo basado en el real de a ocho español, moneda de plata que era de uso común en las transacciones comerciales de medio mundo. El símbolo de las dos columnas verticales que cruza la S del dólar, $ provienen del real español en el que aparecen las dos columnas de Hércules. Hasta 1857, el real español, circularía conjuntamente como moneda de curso legal junto al dólar estadounidense, en la joven nación americana.

LAS TRECE COLONIAS

Virginia, Massachusett, New Hampshire, Maryland, Connecticut, Rhode Island, Delaware, Carolina del Norte, Carolina del Sur, Nueva Jersey, Nueva York, Pennsylvania, Georgia.

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