Mirando al Mundo Desde Dentro.

He escrito alguna que otra vez, refiriéndome a las fabulosas posibilidades del ser humano, en el que el futuro es creado a cada paso que damos en el ahora. Haciendo un simil, es como una pirámide, que con cada bloque colocado, se va prefigurando una realidad hasta completarse.

También en la necesidad de salir de lo conocido tanto mental como físicamente, explorando nuevas ideas y trasladándonos de un lugar a otro. Explorar y viajar, nos permite expandir la conciencia de nosotros mismos y de nuestro conocimiento del mundo. Deberíamos de hacerlo más a menudo. Comunicarnos con gentes de otros lugares y culturas. Romper con los profundos dogmas e ideas arraigadas en nuestra cultura, para tomar las riendas de nuestro propio camino. La vida sigue siendo un campo extenso para la exploración y el descubrimiento personal. Hemos mirado siempre hacia afuera, pero el verdadero viaje está aún inconcluso. Es el viaje hacia el conocimiento del propio ser.

Sana envídia es la que tuve al conocer la acción de un grupo de tres jóvenes rusos, que en marzo de 2013, desafiando las prohibiciones y en un ejercicio de libertad y arriesgada inquietud, escalaron una de las pirámides de Egipto. Vadim Makhorov y Vitaliy Raskalov expresaron más tarde sus sinceras disculpas por el hecho. Habían soñado desde niños con este lugar y fue tal el impulso y la emoción que experimentaron cuando finalmente realizaron su sueño de visitarlas, que los llevó sin pensárselo dos veces, a la cumbre de una de las pirámides. A estos rusos aficionados a la conquista de las alturas, les ha seguido en enero de este año, otro joven adolescente alemán de 18 años, llamado Andrej Ciesielski, quien podría enfrentarse a una pena de prisión por escalar la pirámide del faraón de Keops.

La prohibición de escalar las pirámides, lleva décadas en vigor en Egipto y entiendo que sea una medida necesaria y eficaz para la preservación de las pirámides, pero hay que reconocer que estos chicos nos han devuelto una bocanada de aire fresco, de experiencia de libertad que desafía cualquier «no se puede», tan implantado en nuestras modernas sociedades. Entiéndaseme bien, no estoy fomentando ni incentivando que se produzca una peregrinación de escaladores hacia las pirámides desde cualquier rincón, sino que enfoco mi atención hacia las emociones y sentimientos que ellos han experimentado y que han querido compartir con los demás, haciendo públicas las fotografías que tomaron con el único afán de compartirlas.

Foto Andrej Ciesielski

Foto de Andrej Ciesielski

Andrej tiene a sus espaldas un gran historial de hazañas de escalador de lugares emblemáticos y no son ni mucho menos precisamente las pirámides, el mayor desafío al que se ha enfrentado. «Hago esto porque me gusta. Me hace sentir libre». Su facebook es visitado por miles de fans, deseosos de ver una nueva conquista de Andrej en algún emblemático rascacielos o promontorio en cualquier lugar del mundo.

Han quedado muy atrás en la historia, los grandes exploradores que tuvieron la fortuna de descubrir nuevos territorios vírgenes, de explorar tierras incognitas nunca vistas ni recorridas por el hombre. Aún existen algunos de estos lugares remotos e ignotos, pero la globalización en la que estamos inmersos, ha destruído todo resquicio para la ensoñación de paraísos inaccesibles. La globalización a dado grandes oportunidades de progreso y desarrollo, pero también a destruído la multiculturalidad y las particularidades de muchos pueblos y países. El mundo parece haberse quedado cada vez más pequeño, pero nunca antes como ahora, hemos sido tan afortunados de conocerlo mejor que quienes nos antecedieron en él.

Hay poesía y belleza en las fotos que han compartido, tomando escenas de las pirámides desde una nueva perspectiva nunca vista para el común de los mortales. Desde Philippe Petit, aquel francés que nos dejó con la boca abierta cuando en 1974 cruzó en las alturas por encima de una cuerda extendida de una torre a otra y con la sola ayuda de una pértiga, la distancia que separaban entre sí a las dos torres gemelas del World Trade Center en Nueva York, no habíamos sentido tan intensamente unidos el vértigo y la belleza.

Vitaly Raskalov

Fotografía de Vitaly Raskalov

Os doy las gracias por vuestra genuína espontaneidad, que va más allá de un mero fin de explotación comercial de vuestras fotografías. Hacéis que todo se convierta en real, rompiendo el laberinto en el que estamos inmersos y produciendo grietas de intensa luz en la adormecida conciencia humana.

 

Créditos Fotográficos:

Las fotografías que aparecen en este Post fueron tomadas por Andrej Ciesielski y Vitaly Raskalov.

Los comentarios están cerrados.