Nutrición Responsable.

No hay excusas ya que valgan, para que con la capacidad de indagación e investigación que todos podemos ejercer y la información de que disponemos, que nunca ha sido tanta y tan accesible como hasta ahora, tomemos conciencia de lo que nos conviene y lo que nos perjudica en nuestra manera de alimentarnos.

Hemos sido sometidos al imperio de las grandes corporaciones alimentarias, que desde su posición de influencia, con el objetivo de incrementar sus ingresos aumentando la producción, han utilizado cualquier método para obtener mejores rendimientos. El precio de estas consecuencias, siempre ha sido pagado por el consumidor. La utilización de antibióticos, hormonas de crecimiento, piensos de origen no natural, pesticidas (una de las causas de que estén desapareciendo las abejas en el mundo) han disparado las enfermedades raras y otras patologías. Los enfermos con infecciones, no reaccionaban ante los antibióticos, porque habían desarrollado resistencia a los mismos, al consumir a través de la leche esos antibióticos suministrados a la ganadería. Niñas de menos de 9 años, entraban prematuramente en la pubertad por la ingesta de proteínas de crecimiento de origen animal.

Afortunadamente para los que comen carne, las cosas han cambiado bastante en los últimos años a raíz de la aparición de focos en Europa de fiebre tifoidea principalmente en la ganadería vacuna y porcina. Los métodos y controles de explotación, han mejorado mucho, pero las investigaciones destacan lo perjudicial que sigue siendo el comer carne para nuestra salud en general.

LA IMPORTANCIA DE UNA NUTRICIÓN RESPONSABLE.
«Aún podemos elegir y ese poder de decisión en base al conocimiento, marca la diferencia entre una buena salud consciente y otra sujeta a cualquier riesgo de enfermedad e incertidumbre».

Se han llegado a importantes conclusiones, basadas en la evidencia científica, que dan una vuelta de 180 grados en la concepción general que todos teníamos acerca de lo que es saludable y lo que es perjudicial para la salud humana.

LA FRUTA.

Las recomendaciones son en cuanto a la fruta, que las tomemos en ayunas, ya que si las tomamos como generalmente lo hacemos, como postre, pierden toda su eficacia mezcladas en el bolo alimenticio y tienden a fermentar. La fruta, tomada directamente en ayunas, va directamente hacia el intestino delgado, donde sus nutrientes son aprovechados con mayor eficacia. Ricas en nutrientes como las vitaminas, minerales y antioxidantes, las frutas, hortalizas y verduras nos proporcionan una aportación de estos elementos indispensables para nuestra salud. Es paradójico, pero aunque seguramente lo hayamos sabido desde siempre, hay que recordar su importancia y las revolucionarías propiedades que algunos de estos alimentos tienen sobre nuestro sistema inmune, su contribución como antioxidantes al freno de los radicales libres, su alto contenido en fibra, su regulación de nuestro colesterol en sangre, disminuyéndo la presión arterial, reduciendo los riesgos cardiovasculares, la obesidad y el cáncer.

EL AZÚCAR.

El azúcar refinado (blanca), está integrada en nuestra alimentación como un elemento más, pero nadie sospecha de su perjuicio para nuestra salud. Para metabolizarse, dicha azucar, sustráe al organísmo vitamínas del grupo B, calcio y diversas sustancias vitales. Aparte de no aportarnos nada, porque al ser refinada, se la ha desprovisto de todos sus nutrientes, es el primer agente externo que destruye el calcio de los huesos, al sustraérlo de los mismos para su metabolización. Destruye vitaminas del grupo B, que afectan a nuestro sistema nervioso. Provoca caries y el deterioro y destrucción del esmalte dental, provocando el debilitamiento de las piezas dentales y generando acidez en la boca. Aumenta la secreción de insulina y contribuye a la diabetes, debilíta nuestro sistema inmunológico. Aumenta el riesgo de cáncer al afectar a las enzimas encargadas de eliminar los radicales libres. Los sustitutos del azúcar son igual de perjudiciales al ser siempre de origen procesado. En la naturaleza podemos encontrar la llamada hierba dulce o Stevia, que de manera natural puede ser un sustituto sin ningún efecto perjudicial sobre nuestro organísmo. El cuerpo humano necesita de glucosa, que proporciona energía al cerebro y a nuestros músculos. Esta aportación puede ser realizada mediante la ingesta de fruta, en la que el componente de azúcar, tiene un origen natural y no es perjudicial para nuestro organísmo. Sin embargo, la Agencia Española de Seguridad y Nutrición, no dice nada al respecto, al igual que en otros países… de ahí la necesidad de tomar nuestras propias decisiones en cuanto a una alimentación basada en la evidencia científica.

LA LECHE Y SUS DERIVADOS.

La leche es otra de las falsas creencias que nos han inbuído de que benefician a nuestra salud para aportarnos el calcio que necesitamos Y nada está más lejos de su verdadera realidad. Seguimos empeñados en consumir leche a pesar de que nuestro periodo de lactancia terminó hace siglos y encima una leche de otro animal, que de ninguna manera está preparada para nuestro organísmo. La leche de vaca, tiene una ingente cantidad de proteínas y calcio, sin olvidar la inyecta de hormonas y sin embargo es la principal razón de la osteoporósis en la población de Estados Unidos y Nueva Zelanda, donde consumen una gran cantidad de lácteos. Ello es debido a una reacción natural del organísmo a desechar este exceso, eliminado más calcio de los huesos del que entra.

La leche animal es causante de la acidificación de la sangre y con ello de la predisposición a las apariciones de cánceres. Este calcio que necesitamos en los huesos, sin embargo, puede obtenerse de fuentes vegetales como el brócoli o las espinacas, de manera natural y sin ningún efecto secundario. Seguimos sin oír a la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición…

Más de la mitad de la población mundial sufre de intolerancia a la lactosa, un trastorno gástrico por la ingesta de lactosa. Los científicos y empresas biotecnológicas, se empeñan en producir fármacos que reviertan esta reacción natural del organísmo frente a la lactosa. Lo anormal en éste caso es, tener tolerancia a la lactosa!.

No hay que olvidar que en el proceso de nutrición influyen grandes variables, principalmente la capacidad de nuestro metabolísmo para procesar todos los nutrientes, que es diferente en cada ser humano. Uno de los descubrimientos más asombrosos se produjo con la constatación de  que los grupos sanguíneos desempeñan un papel diferenciado en relación con la metabolización de los alimentos. El grupo sanguineo determina qué alimentos son más adecuados para su tipo, así como la actividad física más apropiada o un estilo de vida más beneficioso.

EL AJO, EL GRAN ALIADO.

Sus propiedades cada vez son más destacadas por los nutricionístas, como su poder antibacteriano, la reducción del colesterol con su consumo diario durante meses continuados,  su poder anticoagulante, su refuerzo del sistema inmunológico.

EL LIMÓN, EL MAYOR ANTIOXIDANTE.

A pesar de su acidéz, el consumo de un zumo de limón se transforma en el organísmo en el más potente antioxidante que podamos conocer, convirtiéndose en un líquido alcalíno de gran efecto anticancerígeno.

Este tándem, de acidez, alcalinidad, es la clave para que el organísmo tenga una salud equilibrada. Mientras mayor sea la alcalinidad de la sangre, mayor será la fortaleza de nuestro sistema inmunológico.

En 1931 el investigador Otto Heinrich Warburg, con su tesis «La Causa Primaria y la Prevención del Cáncer», además de ganar el premio nobel, incidió en las causas que provocan el cáncer, por una alimentación antifisiológica y un estilo de vida antifisiológico como lo llamaba él: una dieta basada en alimentos acidificantes y en un estilo de vida sedentario.

Han pasado muchos años, y a veces hay que volver a mirar hacia atrás para recordar hallázgos fundamentales que aportan mucha claridad en una época como la actual donde las enfermedades raras y las diagnosticadas se han disparado.

Otto Warburg afirmaba que todas las enfermedades son ácidas y que donde hay oxígeno y alcalinidad, no pueden existir las enfermedades, incluído el cáncer. Es cuando menos extraño, que estos hallázgos tan importantes para la ciencia médica, hallan sido olvidados y no se promueva una alimentación sana, basada en la evidencia.

Éstas, son pequeñas pinceladas sobre un tema verdaderamente apasionante, como es la nutrición, sobre la que indefectiblemente deberíamos de tomar cartas en el asunto, porque nos jugamos mucho: nuestra propia salud y bienestar físicos. La nuestra y la de nuestros hijos, si los tenemos.

Tengamos siempre cierta capacidad para discrepar e investigar por nuestra cuenta, sin dar por certeros algunos de los estereotípos más comúnes que nos han infundido desde nuestra niñez, como que la leche es un alimento sano. Cotejémos información, busquémos fuentes acreditadas y tomemos nuestras propias decisiones de manera independiente, sin dejarnos llevar por la corriente imperante, en un asunto tan vital como es nuestra alimentación.