Imagen satélite de las Islas Canarias desde el espacio. Cortesía de la NASA.
Repsol bajo el paragüas del Ministerio de Industria español, quiere iniciar en los próximos meses prospecciones a unos 60 Kms. de la costa de Lanzarote, a fin de localizar y explotar bolsas subterráneas de petróleo en el fondo maríno, que se estima supondrían el 10 % del total del crudo consumido en España.
Este es un ejemplo más, de por qué hay tanta división tradicionalmente entre las Comunidades Autónomas y el Gobierno Central. Sencillamente, no se respetan las posturas de los diferentes gobiernos autonómicos y se impone la ley del más fuerte.
Los habitantes de las Comunidades Autónomas, deben decidir sobre lo que directamente les afecta y éste es el caso de las Islas Canarias y su Gobierno, que han manifestado claramente su oposición a esta prospección petrolífera.
El respeto al sentir de todos los canarios es no sólo un ejercicio de responsabilidad democrática, sino un deber consagrado en nuestra Constitución Española de 1978.
El impacto mediático que pueden sufrir las Islas Canarias en su conjunto de cara al turísmo internacional y el frágil equilibrio de sus ecosistemas marinos y terrestres, no puede ser cubierto por ningún seguro de responsabilidad civil que se precie y menos con una cifra tan ridícula como 40 millones de euros. Hay ejemplos sobrados de catástrofes a lo largo y ancho del planeta, incluídos ecosistemas prístinos como Alaska, que han visto golpear en sus costas el azote de la contaminación por vertidos de crudo incontrolados. Y en España, precisamente no necesitamos más ejemplos, sino hacer una legislación más restrictiva si cabe.
Además, en España tenemos ejemplos claros de que la Justicia no se aplicará con todo su rigor, tanto para las empresas como para las personas sujetas a responsabilidades, que quedarán impunes en caso de producirse una catástrofe. Para que el rigor de la Ley caiga en saco roto, en este país somos expertos.
La obstinada y equivocada persistencia en explotar los recursos fósiles, contribuyéndo así al cambio climático, se opone al desarrollo de energías limpias que reclaman los ciudadanos. La era de los combustibles fósiles ha acabado ya y Vds. persísten en prolongar los perjuícios que trae consigo para el medioambiente.
Logotipo de la empresa española de hidrocarburos Repsol.
La gran lección que los ciudadanos canarios deben de dar ante la actitud de oídos sordos del gobierno central, es hacer un gran boicot a los productos petrolíferos de Repsol en las islas. En cuanto a Repsol, que tanto presume de su «responsabilidad social corporativa» le va a costar mucho recuperarla si no reacciona a tiempo. Esta explotación no resolverá el grave problema de dependencia energética que tiene planteado España desde que comenzó su desarrollo moderno. Marruecos no es España. Si Marruecos desea explotar sus recursos petrolíferos en sus costas, es una opción soberana y bajo su entera responsabilidad, pero siempre exigiéndole garantías como vecinos, de que el impacto medioambiental va a ser mínimo. No sólo las explotaciones petrolíferas no son ya una opción o alternativa al desarrollo, sino que alargan y posponen el salto a las nuevas y necesarias energías límpias.
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