Ábside de la Iglesia de San Martín de Fuentidueña, de Segovia en The Cloisters Museum & Gardens. Nueva York.
La historia de estos claustros, en concreto 5 claustros medievales, se remonta a 1925 cuando el adinerado John Rockefeller Jr. donó a la ciudad de Nueva York unos terrenos con la idea de construir un museo que albergara una colección de arte medieval del escultor y coleccionísta americano George Barnard. Cinco años más tarde, John Rockefeller encargó a el arquitecto Charles Collend, la construcción de un monasterio, con la particularidad de que en dicha construcción se usaron elementos arquitectónicos de monasterios del sur de Francia, que habían sido desmontados piedra a piedra y traídos a este lugar. En éste museo, se exponen alrededor de 1200 piezas, obras de arte como vitrales, manuscritos iluminados (con gran profusión de láminas con dibujos decorativos de gran belleza), objetos de marfíl, esculturas religiosas, entre otros objetos de gran valor artístico. Destaca el conjunto de 7 tapices que retratan la caza y captura del mitológico unicornio. Realizados en seda, plata y lana, datan del año 1495 al 1505. Estos tapices fueron realizados en el sur de Holanda, y son la atracción del museo junto con la capilla del siglo XII y los jardines que rodean el recinto, que contienen más de 250 especies de plantas.
Una de esas capillas tiene su origen en el ábside de la Iglesia de San Martín de Fuentidueña, en Segovia, que fué traída a este lugar piedra a piedra, por un acuerdo en 1957 con el «gobierno español», de aquél entonces. En dicha capilla, también insertaron un fresco de «Cristo en Majestad», traído de la zona románica de los Pirineos. Algunas esculturas de origen italiano y español enriquecen la capilla.
Desde luego, viendo el logro conseguido en tan buen gusto en la construcción de este museo, aunque las piezas que alberga, sean en su mayoría de procedencia europea, uno no puede mas que mostrar silencio, en comparación con el panorama que nos encontramos en España, con contínuos robos a nuestro patrimonio artístico, el abandono insidioso de nuestros tesoros y la falta de una política de estado, que proteja toda esta herencia cultural e histórica con mayor celo y presupuestos definidos.
No podríamos olvidar las tallas con numerosas obras realizadas en alabástro. También consiguieron obtener una buena representación de tumbas reales de la nobleza de Francia y España, sin olvidarnos de las exquisitas vidrieras que atesora la capilla gótica.
En la página web del Metropolitan Museum Metropolitan Museum podemos apreciar con todo lujo de detalles estas magníficas piezas y tesoros que un dia fueron testigos de la gran historia europea. Realmente resúlta fascinante que hayan podido salvarse y perdurar para su contemplación y estudio, todas estas maravillosas obras.